Alguna vez Alejandro Jodorowsky contó que junto a su amigo Enrique Lihn realizaban cuando jóvenes una serie de acciones que consideraban como "actos poéticos". Inspirados por el contexto poético de la época, estos actos consistían en desfigurar la realidad, evocar lo inesperado, evidenciar lo impredecible que es la vida. Así se justificaba que llenaran con monedas un maletín que tenía hoyos, y caminaran con él por el centro de Santiago, mientras los transeúntes maravillados/eufóricos recogían las monedas. O también que le entregaran al cobrador de un bus una concha inmensa en vez del pasaje, quien descolocado no se atrevió a decir nada y prosiguió con su trabajo.
Yo no tenía conocimiento de esto cuando un día iba a me comprar un alfajorcito en las máquinas de comida de la universidad y pensé en la desgracia de comprar algo y que no caiga y quede atrapado dentro de la máquina dejando al usuario sin esperanza alguna (ya que posiblemente no tenía más monedas). Luego pensé en la contra-desgracia de comprar algo que a alguien se le haya quedado atascado y obtener 2 por el precio de 1. Luego pensé en la contra-desgracia-feliz de recibir 2 productos por el precio de 1 por sorpresa. Así, aproveché mi abundancia de monedas del momento para comprar 2 alfajorcitos en lugar de 1 y dejar uno dentro para que la próxima persona que compre algo se encontrara con él sorpresivamente. Luego me encontraba como Amelie con su ciego brindando alegrías a gente anónima para mí.
Dejé este cuento de lado por un tiempo, cuando un día se acerca María Paz a ofrecer galletas Gretel de frutilla al mundo, las que fueron tristemente rechazadas por todos (al parecer a nadie le gustan). Estaban cerradas. Luego se me ocurrió realizar lo de las máquinas de comida con ese enorme paquete de galletas, totalmente inesperado. Supuse que lo haría más impresionante también. Pavle quiso que lo grabáramos. Aquí está:
Transcripción del video:
P: ...que me grabís.
M: ¿Por qué no?
Ya espérate, esas son las Gretel.
Muy bien. Son de frutilla, a nadie le gustan, entonces por esta misma razón, vamos a ponerla en un lugar donde la persona que la encuentre va a ser muy feliz solamente por el hecho de que las haya encontrado. Y eso es... en las máquinas de comida. Entonces la persona lo que va a hacer, va a meter una moneda, y va a apretar la combinación para que salga su Chewy o su Doblón o su cagada de dulce que quiera y va a meter la mano y lo que va a encontrar van a ser unas Gretel de frutilla que nadie se quiso comer, pero que fueron puestas ahí por obra de nosotros dos: María Paz y Max. Esto está inspirado en Amelie, Amelia. Ahí está, la persona...
P: Ámelie
M: Amelia, Amelia Poulan. Entonces ahí tú cachai que van a comer unas Mini Mantequilla. ¡Quién va a querer unas Mini Mantequilla!
P: Gran variedad que tiene esta máquina.
M: Claro. Toda vacía. Viste, van a querer unas Apple Chips, la hueá flaite y fome. Y acá si es que uno se pega mucho ve un esbozo de lo que podrían ser las Gretel... pero no. Ahí están. Ya po, eso. Chao.
Una pequeña acción poética encubierta para alegrar el día de alguien que, según las leyes del Karma y del Péndulo y de Jorge Drexler, debiera merecerlo/necesitarlo/apreciarlo profundamente.